Interesante artículo en la página de ATTACLa cara oculta de la economía española
18 Enero 2010 | Categorías: Nacional | Etiquetas: corrupción, economía sumergida, España |
Ignacio Escolar – Estrella Digital
Un suponer: imaginemos que en España todos los empresarios pagasen a Hacienda. Imaginemos que todos los trabajadores cotizasen en la Seguridad Social, con sus papeles y sus contratos en regla. Imaginemos que el notario dejase de ausentarse en cada firma de una compraventa de una casa porque ya no se moviesen los fajos de billetes de 500, y que el fontanero nos entregase una factura con su IVA, su base imponible, su NIF y su canesú. Imaginemos, en resumen, que España dejase de ser, también en esto, la excepción en Europa; que la ingente economía sumergida que se mueve en las sombras del dinero negro saliese a la luz; que Hacienda fuésemos todos y no sólo los tontos asalariados. Sería bonito. Si la cara B de nuestra economía a niveles adelgazase hasta niveles algo más presentables para un país que aspiró a entrar en el G8, el déficit público prácticamente desaparecería, incluso en años tan malos como el que acabamos de pasar.
Pero, ¿de cuánto dinero estamos hablando? El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ha reabierto esta semana este debate al afirmar que, según los datos de su ministerio, la economía sumergida supone en España entre el 16% y el 20% del PIB. Es decir: que una quinta o sexta parte de toda la riqueza, entre 160.000 y 200.000 millones de euros, no paga impuestos, ni siquiera ese simbólico 1% de las famosas SICAVs.
Corbacho se basa en dos cosas para dar esta cifra. Por un lado, en los numerosos estudios, que hace ya tiempo que analizan esta materia oscura de la economía, tan difícil de medir. Por el otro, en un aumento del 30% en las actuaciones de los inspectores de su Ministerio contra este problema. Pasa siempre: en tiempos de crisis, la economía sumergida aumenta; sólo así se explica, por ejemplo, que una parte importante de las ayudas a los parados de larga duración, esos 420 euros que aprobó hace unos meses el Gobierno, se estén quedando sin cubrir. Estas ayudas obligan a presentarse a cursos de formación, y para muchos trabajadores sale más a cuenta seguir formalmente en el paro mientras se cobran algunos apaños sin factura. La propia distribución geográfica del rechazo a las ayudas -más común en Andalucía, más habitual en Barcelona- permitiría incluso pintar un mapa del problema.
Pero las palabras de Corbacho fueran una novedad, no tanto por su cálculo -que coincide con la mayor parte de estudios y estimaciones que se han hecho en España durante los últimos diez años- sino por el hecho de que un miembro del Gobierno admita la situación hasta el punto de cifrarla. Ya desde tiempos de Aznar, la respuesta oficial del Ejecutivo ante este asunto era la defensa avestruz: esconder la cabeza en la tierra, decir que no existen herramientas precisas para calcular el volumen de esta materia oscura. Es un tema espinoso. El último estudio oficial de la Comisión Europea data de 2002, y dejaba a España en evidencia con una economía sumergida del 22%, a la cabeza de Europa sólo por detrás de Grecia, que registraba un 30%. El dato español de aquel estudio era aún más escandaloso cuando se compara con el resto: con Austria (1,5%), Gran Bretaña (2%), Alemania (6%), Francia (6,5%) o incluso Portugal (5%) o Chipre (4,2%). Los numerosos estudios posteriores cantan datos similares.
Tal vez por ello desde el Ministerio de Economía tardaron tan poco en desmentir a Corbacho. Primero habló el secretario de Estado, José Manuel Campa, y después la propia vicepresidenta Elena Salgado, que ha dicho que los datos de su colega de gabinete “no son datos” y “no tienen ninguna base científica”. Mejor no mentar esta bicha en plena presidencia europea.
Pero la economía sumergida española no sólo es un problema de fontaneros en paro, ni mucho menos. La parte del león hasta llegar a ese 20% del PIB que apuntaba Corbacho no sale de arreglar inodoros que gotean. Una pista: en España hay guardados cerca de 60.000 millones de euros en billetes de 500. A pesar de la carrera del oro ladrillero que supuso el cambio de la peseta al euro -que obligó a dar la vuelta a muchos colchones llenos de billetes- todos los estudios apuntan a que la economía sumergida alrededor de la propiedad inmobiliaria no sólo no ha mermado desde entonces, sino que ha ido a más; al menos hasta que la burbuja del ladrillo explotó.
En el Gobierno, han barajado en varios ocasiones la posibilidad de intentar hacer aflorar estas enormes bolsas de dinero en rama por medio de una amnistía fiscal, que además ayudase a financiar parte de la deuda pública. Sin embargo, esta idea ha sido siempre descartada con el argumento de que podría suponer un retroceso en la (escasa) conciencia fiscal que, lentamente, va calando en la sociedad española. Si los pecadores son premiados con el perdón de sus delitos, ¿qué ejemplo quedará para los justos? La gran duda ahora es por que Corbacho abrió de nuevo ese melón. Si fue un error… o un globo sonda.
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