Como tenemos buen tiempo y la primavera invita a salir del brasero, os vamos a sugerir otra que quizás os parezca de menor belleza plástica que la del río Moratalla, pero es muy interesante. Está muy cerquita y seguro que muchos/as habéis pasado por allí, aunque no viene mal repetir y mirarlo con ojos nuevos.
Incluiremos aquí una serie de datos obtenidos de una Guía de lugares de interés geológico.
Se trata del Cabezo Negro. Situado a la orilla de la carretera del Santuario a la derecha. Su forma original fue la de un cono volcánico y fue explotada como cantera para obtener piedra para las carreteras en los años 50.-60
El principal afloramiento de ROCAS LAMPROÍTICAS ocupa una extensión de unos 400 m. de largo en dirección N-S y 225 m. de ancho. Sin duda su nombre se lo debe al color negro intenso de los materiales.
Las rocas volcánicas del Cabezo Negro o Cerro Negro –así se denomina en esta Guía- fueron descritas por primera vez por Jéremy y Fallot (1929) y estudiadas posteriormente por los mismos geólogos en 1932 y 1945. Entienden este afloramiento como el resto de una antigua colada de mayor importancia, que habría sido parcialmente erosionada y la interpreta como una pequeña escama apoyada sobre el terciario.
En el corte podréis apreciar diversos tipos de materiales: lamproitas, margas del Mioceno, rocas piroclásticas y lapilli (arena volocánica).
Esta guía recomienda que sería deseable una protección del lugar a fin de evitar la reapertura de la cantera, ya que la visita a la misma es de un gran valor didáctico e interés científico por la diversidad de estructuras geológicas que se han conservado, algunas procedentes del frente de la explotación
El afloramiento constituye un aparato volcánico completo con una chimenea que perfora los materiales margosos del terciario.
Decir que este pequeño rinconcito estuvo a punto de convertirse en escombrera municipal hace pocos años, aunque les advertimos de que estaba en el catálogo de Lugares de Interés Geológico y se desistió de tal idea.
Recomendamos acercaros a la Guía que citamos. Las páginas 93 a 97 están dedicadas a Calasparra.
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