Una compañera del Foro escribió esta carta que leyó en un acto organizado por el Grupo de Teatro Talía.
CARTA A UNA PROSTITUTA FORZADA A SERLO:
MICAELA SIERRA
Querida amiga:
Esta carta va a ser abierta, la van a escuchar más personas. La mayoría de mis misivas ha ido por el aire, con alas de pensamiento, como plumas de paloma, como sentimiento vivo pero impotente.
Tu nombre propio se abrirá como persona a quién prostituyen, que no puede eludir esa violencia de dar su cuerpo, su sensibilidad, su amor, sus principios, de manera forzada. Grave situación la tuya y pocos apoyos para defender esa virginidad, esa pureza, esa inocencia que los siglos te dieron. Serviste a muchos, ayudaste a sobrevivir y a calentar huesos fríos, congelados, hambrientos estómagos de niños y mayores que con tu calor blandeaban las legumbres en el fuego del hogar. Tu primer acné con las caleras han dejado huellas que la jarilla, el tomillo, los romeros, enebros, sabinas y hasta algún pinato han cubierto.
Jugamos en tus faldas, entramos en tus cuevas, te mirábamos y te veíamos, pero pocas veces nos aventurábamos a llegar hasta tu cima, hasta tu cabeza, hasta tus ojos. Estabas tan próxima que no supimos valorar tu riqueza cuando de jóvenes subíamos por tus laderas y desde arriba oteábamos un horizonte que nos parecía muy lejano.
Ha tiempo que no nos comunicábamos, pero hace unos días me acerqué por allí, por tu territorio, tu persona, en fin. Me dio mucho que pensar y creí que te gustaría que te enviase esta misiva.
Eres generosa de veras, has dado de ti cuanto tenías. Tus entrañas las sacaron y te han dejado un agujero que no sé como se las van a ver los cirujanos para cubrir esa herida. Ya lo estuvimos advirtiendo: - Que Micaela no aguanta, que es demasiado agujero, que se va a quedar horrorosa. Pero estos prostituidores – y utilizo bien el género, porque casi siempre son hombres – no nos hacen caso. Total para qué, el trasplante podría haberse hecho desde muertos accidentados y no desde un ser tan vivo como tu cuerpo serrano.
Supiste dejar espacios para quitarnos esos monstruosos camiones lejos de nuestra vista y darnos tranquilidad a los que habitábamos tus proximidades. Pero eso no dejó de ser una nueva herida y un asumir tú el ruido que alejabas de nuestra vida cotidiana, amén de algún que otro riesgo. No pensaron tampoco mucho en ti. ¿Para qué? Eras pública y más barata.
Por cierto niña, voy a animarte un poco, porque no todo va a ser negro. Tu espalda se está poniendo frondosa con unas manchitas verdes que producen esas sabinas, las que en otro tiempo no había más remedio que quitar para dar calor al horno.
¡Como cambian los tiempos! ¿Te acuerdas cuando Ana y su padre iban por allí a poner los pinchazos a la pobre Dña Joaquina? Parecía que estabas lejos y ahora rodeado de naves que lamen y lamen tus caminos. El refugio casi en ruinas y tu intimidad cada vez más en peligro.
No sé si me contestarás a esta carta. Te advierto que ya no usamos los servicios postales apenas. Supongo te habrás enterado de que hay un sistema mucho más rápido, los e-mails que son casi instantáneos. Es muy fácil, ¿sabes? Un aparatito que se llama ordenador nos puede acercar y contarnos a diario la vida. A pesar de tu silencio, ¡sabes tantas cosas! Ya conoces mi curiosidad y preocupación por lo que pasa por tu territorio.
Oye, por cierto, ¿qué pasa con el camino que nos llevaba sin molestarte, a rodearte amorosamente por la umbría? Me enfadé seriamente, me enfadé, cuando comprobé que lo han lamido como una piruleta en el patio del cole. ¿En aras de qué? Para hacer unas casas más. ¡Con lo grande que es el mundo, con las casas viejas por restaurar que aún nos quedan. Eso de estar tan próxima es un arma de doble filo.
Nadie se quejará de los servicios prestados: a través tuyo nos llega el agua que nos calma la sed , nos da la paz y el relax de la ducha diaria, hace funcionar nuestros aparatos para lavar y fregar…Y no digamos del servicio de pasear y respirar un aire limpio y perfumado por las plantas aromáticas que por doquier te blasonan.
Amiga mía, a veces suceden hechos raros en la vida, entramos en contradicciones o cada época tiene una valoración de las cosas. Lo cierto es que al ser pública todos se han creído con derecho a usarte para calmar sus ansias y explotar tus bellezas. Más o menos lo que se hace con quienes venden el placer que los cuerpos proporcionan a cambio de la miseria de un montoncito de ese vil metal que llamamos dinero
Hasta siempre, querida amiga. A pesar de todo confío en que te curaremos en parte algunos de tus daños, y en que siempre quedará un rinconcito de ti que seguirá siendo de la comunidad, pero que trataremos con ese cariño que casi todos los humanos ponemos en lo natural. Esa Naturaleza en vivo que, a pesar de los grandes pintores siempre será inigualable.
Esta que lo es
ÁNGELES
P.D. (aclaratoria) Porque, amigos y amigas, la Naturaleza, la Sierra de San Miguel, también es como una mujer obligada a prostituirse, forzada, víctima de malos tratos, del trapicheo y la ganancia, de la pérdida de valores, de los deseos capitales de una sociedad en donde hasta lo más valioso del ser humano se compra y se vende.
MICAELA SIERRA
Querida amiga:
Esta carta va a ser abierta, la van a escuchar más personas. La mayoría de mis misivas ha ido por el aire, con alas de pensamiento, como plumas de paloma, como sentimiento vivo pero impotente.
Tu nombre propio se abrirá como persona a quién prostituyen, que no puede eludir esa violencia de dar su cuerpo, su sensibilidad, su amor, sus principios, de manera forzada. Grave situación la tuya y pocos apoyos para defender esa virginidad, esa pureza, esa inocencia que los siglos te dieron. Serviste a muchos, ayudaste a sobrevivir y a calentar huesos fríos, congelados, hambrientos estómagos de niños y mayores que con tu calor blandeaban las legumbres en el fuego del hogar. Tu primer acné con las caleras han dejado huellas que la jarilla, el tomillo, los romeros, enebros, sabinas y hasta algún pinato han cubierto.
Jugamos en tus faldas, entramos en tus cuevas, te mirábamos y te veíamos, pero pocas veces nos aventurábamos a llegar hasta tu cima, hasta tu cabeza, hasta tus ojos. Estabas tan próxima que no supimos valorar tu riqueza cuando de jóvenes subíamos por tus laderas y desde arriba oteábamos un horizonte que nos parecía muy lejano.
Ha tiempo que no nos comunicábamos, pero hace unos días me acerqué por allí, por tu territorio, tu persona, en fin. Me dio mucho que pensar y creí que te gustaría que te enviase esta misiva.
Eres generosa de veras, has dado de ti cuanto tenías. Tus entrañas las sacaron y te han dejado un agujero que no sé como se las van a ver los cirujanos para cubrir esa herida. Ya lo estuvimos advirtiendo: - Que Micaela no aguanta, que es demasiado agujero, que se va a quedar horrorosa. Pero estos prostituidores – y utilizo bien el género, porque casi siempre son hombres – no nos hacen caso. Total para qué, el trasplante podría haberse hecho desde muertos accidentados y no desde un ser tan vivo como tu cuerpo serrano.
Supiste dejar espacios para quitarnos esos monstruosos camiones lejos de nuestra vista y darnos tranquilidad a los que habitábamos tus proximidades. Pero eso no dejó de ser una nueva herida y un asumir tú el ruido que alejabas de nuestra vida cotidiana, amén de algún que otro riesgo. No pensaron tampoco mucho en ti. ¿Para qué? Eras pública y más barata.
Por cierto niña, voy a animarte un poco, porque no todo va a ser negro. Tu espalda se está poniendo frondosa con unas manchitas verdes que producen esas sabinas, las que en otro tiempo no había más remedio que quitar para dar calor al horno.
¡Como cambian los tiempos! ¿Te acuerdas cuando Ana y su padre iban por allí a poner los pinchazos a la pobre Dña Joaquina? Parecía que estabas lejos y ahora rodeado de naves que lamen y lamen tus caminos. El refugio casi en ruinas y tu intimidad cada vez más en peligro.
No sé si me contestarás a esta carta. Te advierto que ya no usamos los servicios postales apenas. Supongo te habrás enterado de que hay un sistema mucho más rápido, los e-mails que son casi instantáneos. Es muy fácil, ¿sabes? Un aparatito que se llama ordenador nos puede acercar y contarnos a diario la vida. A pesar de tu silencio, ¡sabes tantas cosas! Ya conoces mi curiosidad y preocupación por lo que pasa por tu territorio.
Oye, por cierto, ¿qué pasa con el camino que nos llevaba sin molestarte, a rodearte amorosamente por la umbría? Me enfadé seriamente, me enfadé, cuando comprobé que lo han lamido como una piruleta en el patio del cole. ¿En aras de qué? Para hacer unas casas más. ¡Con lo grande que es el mundo, con las casas viejas por restaurar que aún nos quedan. Eso de estar tan próxima es un arma de doble filo.
Nadie se quejará de los servicios prestados: a través tuyo nos llega el agua que nos calma la sed , nos da la paz y el relax de la ducha diaria, hace funcionar nuestros aparatos para lavar y fregar…Y no digamos del servicio de pasear y respirar un aire limpio y perfumado por las plantas aromáticas que por doquier te blasonan.
Amiga mía, a veces suceden hechos raros en la vida, entramos en contradicciones o cada época tiene una valoración de las cosas. Lo cierto es que al ser pública todos se han creído con derecho a usarte para calmar sus ansias y explotar tus bellezas. Más o menos lo que se hace con quienes venden el placer que los cuerpos proporcionan a cambio de la miseria de un montoncito de ese vil metal que llamamos dinero
Hasta siempre, querida amiga. A pesar de todo confío en que te curaremos en parte algunos de tus daños, y en que siempre quedará un rinconcito de ti que seguirá siendo de la comunidad, pero que trataremos con ese cariño que casi todos los humanos ponemos en lo natural. Esa Naturaleza en vivo que, a pesar de los grandes pintores siempre será inigualable.
Esta que lo es
ÁNGELES
P.D. (aclaratoria) Porque, amigos y amigas, la Naturaleza, la Sierra de San Miguel, también es como una mujer obligada a prostituirse, forzada, víctima de malos tratos, del trapicheo y la ganancia, de la pérdida de valores, de los deseos capitales de una sociedad en donde hasta lo más valioso del ser humano se compra y se vende.
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