Artículo que publica en su edición de hoy el periódico EL NOROESTE
En los últimos días diferentes medios de comunicación nos han comentado una noticia referida a la exposición de carteles de la Conferencia Episcopal, contrarios a la ley del aborto, colocados en despachos del Centro de Salud de Calasparra, evidentemente público. Es decir, el famoso cartel del lince, en que se compara la protección que se hace de algunos animales y la –según ellos- desprotección de un feto.
Intervenciones diversas de la persona acusada y de las autoridades políticas municipales, han tratado de aclarar las posturas diferentes. En resumen viene uno a decir que en su despacho pueden colocar la publicidad que les venga en gana, mientras que otros aclaran que, en los espacios públicos, esa libertad que se quiere alegar, está limitada por el respeto a las diferentes opiniones, todas aceptadas y toleradas, pero que no pueden hacerse aprovechándose de los cargos o funciones que uno ostente Se confunden muchas cosas, eso es evidente. Sobre todo olvidan los derechos civiles que atañen a todos, pero en este caso a mujeres y a sanitarios que tienen sobre sí aún la espada de Damocles de una ley injusta. Creo así resumir lo escuchado y leído sin equivocarme mucho.
De acuerdo totalmente en que en los espacios públicos hay que guardarse las posturas particulares o más bien propias de confesiones religiosas concretas, sin utilizarlas para beneficio o defensa de nuestras ideas. Añadir también que los despachos de esas instituciones y servicios forman parte del recinto público en que trabajamos. Y ello para salvaguardar la propia convivencia, porque ya se imaginan si cada uno quisiera hacer, desde su puesto de trabajo, apología de su creencia y su moral particular. Esto sería una jaula de grillos.
Por otra parte no está mal, de vez en cuando, recordar lo que nos dice la Constitución Española que en el artículo 16, aparte de garantizar la libertad ideológica, religiosa y de culto, recuerda que “ Ninguna confesión tendrá carácter estatal”. O sea que los tiempos del nacional-catolicismo ya pasaron. Bien es cierto que esta Constitución ya debió hablar de que España es un estado laico, pero no es menos cierto que no estaba el horno para bollos en aquél entonces de 1978 y primó el consenso y las concesiones de los perdedores de antaño.
Por si hubiera duda, viene bien recordar que el laicismo es una forma de concebir la sociedad con personas de diferentes creencias, basada en un respeto mutuo. Como resumen se podría explicar este concepto echando mano del slogan que se utilizó en una campaña por la escuela laica. “Con personas libres para pensar y creer”
Pero, aprovechando esta coyuntura y tratando de medir a todo el respetable con la misma vara, no estaría de más revisar algunas cosas con las que estamos conviviendo día a día, sin darles más importancia, cuando en el fondo del mismo mal se trata.
Por ejemplo, ¿qué me dicen ustedes de la utilización que los alcaldes hacen de los símbolos religiosos como si viviésemos en un estado teocrático?. Por ejemplo, no es de recibo que las fachadas de algunos ayuntamientos estén jalonadas por grandes carteles de imágenes religiosas durante todo un mes y alguna que otra temporada. Que nosotros sepamos la Casa Consistorial es de todos y no puede ser tomada por una confesión religiosa por muy mayoritaria que esta sea.
Tampoco es de recibo que existan aún aulas de colegios públicos presididas por crucifijos y otros símbolos religiosos. Muchas veces nos hemos encontrado con esta situación, que por prudencia no hemos denunciado, en los propios recintos de colegios electorales de varios sitios.
Siguiendo con colegios, en varios religiosos se llegó a presionar a las familias hasta lo inconcebible, para que firmaran los pliegos de firmas en contra de la Educación para la Ciudadanía, tal vez porque atisbaban un pequeñísimo coladero para formar ciudadanos y ciudadanas menos amelonados con viejas y obsoletas cantinelas y más críticos con la sociedad en que viven, incluido por supuesto el tema religioso.
No es menos grave el hecho de que nuestras autoridades civiles presidan procesiones y eventos religiosos, haciendo flaco favor a que desaparezca esa mezcla de poder religioso, poder político y en algunas ocasiones poder judicial porque también asisten los representantes de la justicia. Menos mal que ya vamos viendo desaparecer a lo militares o Guardia Civil en algunos casos.
Es verdad que muchas veces estamos mezclando churras con merinas, aunque es fácil entender que son diferentes. Me refiero a la combinación de elementos profanos con religiosos en las fiestas populares, sobre todo a la utilización para el llamado “turismo religioso”.
Así, poco a poco, podríamos ir desgranando una serie de hechos que en el fondo manifiestan una utilización mutua de unos poderes por otros, tratando erróneamente de sacar algún que otro provecho. Se olvida por tanto que en esta país ha tiempo se separaron los poderes y resulta cuando menos anacrónico, cuando no ultra, y de mala calidad nostálgica, la visión de ciertas situaciones muy frecuentes por cierto.
Por tanto, y reiterando nuestro acuerdo con las actuaciones llevadas en relación con el tema que comentábamos al comienzo de este artículo, empecemos a mirar nuestro ombligo no vaya a ser que veamos “ la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro”
Ángeles Trujillo.-. Miembro del Foro Ciudadano de la Región de Murcia
sábado, 27 de junio de 2009
FLEXISEGURIDAD
En el diario La Opinión de hoy aparece un artículo de una de las compañeras de este Foro
http://www.laopiniondemurcia.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009062700_7_178126__Opinion-Flexiseguridad
http://www.laopiniondemurcia.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009062700_7_178126__Opinion-Flexiseguridad
¿SIGUE EXISTIENDO LA CENSURA?
Recibimos esta nota de Edologistas en Acción de la Región de Murcia
Ecologistas en Acción denuncia que la Dirección General de Planificación, Evaluación y Control Ambiental de la Consejería de Agricultura y Agua ha dado instrucciones a los técnicos que gestionan la página web de la Consejería para que no se exponga a información pública los datos referidos a los contaminantes de Benceno, Tolueno, Xileno y PM 2,5 que, desde la inauguración de la página web, podían consultarse.
http://www.carm.es/cmaot/calidadaire/portal/datosonline/datosonline.jsp;jsessionid=65626CEB8504E9371C9BDE0331CC1790
Esta actitud de ocultar la información disponible, ante las denuncias de episodios de contaminación por benceno tolueno y otros, refleja una mentalidad de censura y caciquil desde una administración publica, propia de tiempos preconstitucionales y vulnera el derecho de acceso a la información ambiental
Os rogamos que si es posible, como persona física o representante de organización, envies el escrito anexo denunciandolo y demandando que se vuelvan a poner los datos para su consulta en la página web (los correos electronicos a los que envirlo vienen en le propio escrito).
Si podeis nos enviais una copia o nos hacéis llegar quén los ha enviado a:
coordinacion.murcia@ecologistasenaccion.org
Muchas Gracias
Comisión Técnica de Ecologistas en Acción Región Murciana
Ecologistas en Acción denuncia que la Dirección General de Planificación, Evaluación y Control Ambiental de la Consejería de Agricultura y Agua ha dado instrucciones a los técnicos que gestionan la página web de la Consejería para que no se exponga a información pública los datos referidos a los contaminantes de Benceno, Tolueno, Xileno y PM 2,5 que, desde la inauguración de la página web, podían consultarse.
http://www.carm.es/cmaot/calidadaire/portal/datosonline/datosonline.jsp;jsessionid=65626CEB8504E9371C9BDE0331CC1790
Esta actitud de ocultar la información disponible, ante las denuncias de episodios de contaminación por benceno tolueno y otros, refleja una mentalidad de censura y caciquil desde una administración publica, propia de tiempos preconstitucionales y vulnera el derecho de acceso a la información ambiental
Os rogamos que si es posible, como persona física o representante de organización, envies el escrito anexo denunciandolo y demandando que se vuelvan a poner los datos para su consulta en la página web (los correos electronicos a los que envirlo vienen en le propio escrito).
Si podeis nos enviais una copia o nos hacéis llegar quén los ha enviado a:
coordinacion.murcia@ecologistasenaccion.org
Muchas Gracias
Comisión Técnica de Ecologistas en Acción Región Murciana
viernes, 26 de junio de 2009
ARGUMENTOS PARA EL DEBATE NUCLEAR
| Juan López de Uralde y José Albelda | Greenpeace España
Hay tres afirmaciones básicas que el lobby nuclear utiliza para defender su sector ante la ciudadanía: la energía nuclear es limpia, segura y la mejor alternativa al petróleo para evitar el cambio climático. Revisemos cada una de las tres afirmaciones. El concepto de limpio en relación a una fuente de energía se identifica con que no presenta emisiones contaminantes ni genera residuos —o éstos son mínimos, reciclables o inocuos—. En la energía nuclear no se producen emisiones directas de CO2, principal argumento en su defensa, sin embargo se generan residuos radiactivos muy peligrosos que tienen una gran longevidad. Recordemos que ninguna civilización ha durado más de unos cuantos miles de años. Resulta éticamente reprobable que nuestro legado más longevo vaya a ser basura radiactiva, cuando el corazón de Chernóbil bajo sus varios sarcófagos se convierta en una ruina de nuestra civilización como las pirámides lo fueron del antiguo Egipto.
Así pues, la energía nuclear no es limpia.
Centrémonos en el segundo argumento, la seguridad. El sector nuclear afirma que las centrales son seguras. Dicho así implica que no presentan ningún riesgo potencial, y esto es sencillamente falso. Recordemos el gran fracaso de la seguridad nuclear: el accidente del reactor n.º 4 de la central de Chernóbil, en 1986. Hasta que la dramática realidad lo desmintió, la industria nuclear afirmaba que no podía darse una fusión incontrolada del núcleo del reactor. Pero sucedió, sembrando muerte y enfermedad por doquier. Luego se dijo que esto no podía ocurrir en países occidentales con una sólida cultura de seguridad. Pero el accidente de la central de Three Mile Island en Harrisburg (EE UU) —que estuvo a punto de producir la fusión del núcleo— se ocupó también de desmentirlo. Y no olvidemos la cercana Vandellós I, clausurada tras sufrir un incendio que pudo ser catastrófico.
La energía nuclear es intrínsecamente insegura —siempre existe la posibilidad de un accidente catastrófico.
Pero el principal problema no es de carácter intrínseco, sino externo. En el actual escenario internacional es evidente que no se pueden descartar atentados terroristas, sabotajes y por supuesto guerras. En este último supuesto es evidente que las centrales serían un objetivo militar prioritario.
Por todo ello, la energía nuclear no es segura.
Abordemos el tercer argumento estrella: la energía nuclear es la solución al cambio climático y la mejor alternativa al petróleo. Este argumento es fácilmente desmontable por dos motivos: el petróleo no se utiliza en la actualidad para generar energía eléctrica, sino fundamentalmente en el transporte o la calefacción. En ninguno de estos dos casos se puede plantear su sustitución por energía nuclear. No creemos que nadie imagine o promueva un futuro de vehículos propulsados por pequeñas centrales nucleares, ni pequeñas plantas atómicas para calefacción en los bajos de nuestros edificios. Otra cuestión relevante es el coste de oportunidad: todo lo que se invierta en desarrollo nuclear será dinero que no irá destinado a alternativas más limpias y más seguras: las energías renovables. Esto se está poniendo en evidencia en Finlandia, único país europeo con una central nuclear en construcción y cuyas emisiones de CO2 están disparadas.
Las energías renovables han demostrado ya con creces su potencial para cubrir la totalidad de la demanda de energía eléctrica. Además, se trata de tecnologías jóvenes cuya capacidad de generación está aumentando casi cada día. Parece mucho más sensata la apuesta por estas fuentes de energía para reducir hasta eliminar la dependencia de los combustibles fósiles.
Así pues, la nuclear no es una verdadera alternativa al petróleo ni la solución para evitar la alteración del clima.
Como hemos visto, ninguno de los tres argumentos clásicos en su defensa resulta sólido. Entonces, ¿por qué la opción nuclear sigue estando en el candelero? En parte porque se ha conseguido transmitir a la ciudadanía la inevitabilidad de su desarrollo ante la amenaza del cambio climático. Pero no debemos aceptar un sencillo discurso de ventajas nucleares que oculta sus peligrosos inconvenientes; sin balance de riesgos no podemos construir decisiones responsables. Importantes sucesos de la historia no deben ser olvidados para no caer en los mismos errores y sus dramáticas consecuencias. Chernóbil es uno de esos sucesos clave que no hay que borrar de la memoria, pues de él aprendimos el principio de irreversibilidad de los accidentes nucleares: la radiactividad emitida no puede controlarse y su legado seguirá dañando en el futuro.
Hay tres afirmaciones básicas que el lobby nuclear utiliza para defender su sector ante la ciudadanía: la energía nuclear es limpia, segura y la mejor alternativa al petróleo para evitar el cambio climático. Revisemos cada una de las tres afirmaciones. El concepto de limpio en relación a una fuente de energía se identifica con que no presenta emisiones contaminantes ni genera residuos —o éstos son mínimos, reciclables o inocuos—. En la energía nuclear no se producen emisiones directas de CO2, principal argumento en su defensa, sin embargo se generan residuos radiactivos muy peligrosos que tienen una gran longevidad. Recordemos que ninguna civilización ha durado más de unos cuantos miles de años. Resulta éticamente reprobable que nuestro legado más longevo vaya a ser basura radiactiva, cuando el corazón de Chernóbil bajo sus varios sarcófagos se convierta en una ruina de nuestra civilización como las pirámides lo fueron del antiguo Egipto.
Así pues, la energía nuclear no es limpia.
Centrémonos en el segundo argumento, la seguridad. El sector nuclear afirma que las centrales son seguras. Dicho así implica que no presentan ningún riesgo potencial, y esto es sencillamente falso. Recordemos el gran fracaso de la seguridad nuclear: el accidente del reactor n.º 4 de la central de Chernóbil, en 1986. Hasta que la dramática realidad lo desmintió, la industria nuclear afirmaba que no podía darse una fusión incontrolada del núcleo del reactor. Pero sucedió, sembrando muerte y enfermedad por doquier. Luego se dijo que esto no podía ocurrir en países occidentales con una sólida cultura de seguridad. Pero el accidente de la central de Three Mile Island en Harrisburg (EE UU) —que estuvo a punto de producir la fusión del núcleo— se ocupó también de desmentirlo. Y no olvidemos la cercana Vandellós I, clausurada tras sufrir un incendio que pudo ser catastrófico.
La energía nuclear es intrínsecamente insegura —siempre existe la posibilidad de un accidente catastrófico.
Pero el principal problema no es de carácter intrínseco, sino externo. En el actual escenario internacional es evidente que no se pueden descartar atentados terroristas, sabotajes y por supuesto guerras. En este último supuesto es evidente que las centrales serían un objetivo militar prioritario.
Por todo ello, la energía nuclear no es segura.
Abordemos el tercer argumento estrella: la energía nuclear es la solución al cambio climático y la mejor alternativa al petróleo. Este argumento es fácilmente desmontable por dos motivos: el petróleo no se utiliza en la actualidad para generar energía eléctrica, sino fundamentalmente en el transporte o la calefacción. En ninguno de estos dos casos se puede plantear su sustitución por energía nuclear. No creemos que nadie imagine o promueva un futuro de vehículos propulsados por pequeñas centrales nucleares, ni pequeñas plantas atómicas para calefacción en los bajos de nuestros edificios. Otra cuestión relevante es el coste de oportunidad: todo lo que se invierta en desarrollo nuclear será dinero que no irá destinado a alternativas más limpias y más seguras: las energías renovables. Esto se está poniendo en evidencia en Finlandia, único país europeo con una central nuclear en construcción y cuyas emisiones de CO2 están disparadas.
Las energías renovables han demostrado ya con creces su potencial para cubrir la totalidad de la demanda de energía eléctrica. Además, se trata de tecnologías jóvenes cuya capacidad de generación está aumentando casi cada día. Parece mucho más sensata la apuesta por estas fuentes de energía para reducir hasta eliminar la dependencia de los combustibles fósiles.
Así pues, la nuclear no es una verdadera alternativa al petróleo ni la solución para evitar la alteración del clima.
Como hemos visto, ninguno de los tres argumentos clásicos en su defensa resulta sólido. Entonces, ¿por qué la opción nuclear sigue estando en el candelero? En parte porque se ha conseguido transmitir a la ciudadanía la inevitabilidad de su desarrollo ante la amenaza del cambio climático. Pero no debemos aceptar un sencillo discurso de ventajas nucleares que oculta sus peligrosos inconvenientes; sin balance de riesgos no podemos construir decisiones responsables. Importantes sucesos de la historia no deben ser olvidados para no caer en los mismos errores y sus dramáticas consecuencias. Chernóbil es uno de esos sucesos clave que no hay que borrar de la memoria, pues de él aprendimos el principio de irreversibilidad de los accidentes nucleares: la radiactividad emitida no puede controlarse y su legado seguirá dañando en el futuro.
LA HOMOFOBIA SIGUE
El PP veta en el Congreso una declaración contra la homofobia
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/PP/veta/Congreso/declaracion/homofobia/elpepisoc/20090626elpepisoc_7/Tes
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/PP/veta/Congreso/declaracion/homofobia/elpepisoc/20090626elpepisoc_7/Tes
domingo, 21 de junio de 2009
Coches, Garoña y otros sacrificios. Un equilibrio difícil pero imprescindible
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, abogó hace unos días por el cambio de modelo económico-productivo y defendió un modelo de desarrollo sostenible. Al mismo tiempo, el gobierno anunciaba una de sus medidas estrella para hacer frente a la crisis: el Plan 2000e para la adquisición de automóviles. La paradoja observada en esta dicotomía entre palabras y hechos exige un análisis crítico. Y especialmente en la izquierda. Y ahora se debate sobre el cierre o no de una central nuclear, Garoña, en la localidad burgalesa de Miranda de Ebro. Parece que finalmente ZP cumplirá su promesa electoral, aunque está por ver cómo y cuándo. Y si la decisión responde únicamente a criterios electorales o a una apuesta decidida por emprender ese cambio de modelo anunciado.
Está claro que haríamos demagogia, tanto desde un lado como desde el otro, si defendiéramos los extremos que abogan por la continuidad de estas industrias, con el perjuicio medioambiental y la continuidad de un sistema capitalista que ello supondrían, o defendiéramos un cierre inmediato sin alternativas eficaces a medio plazo para los cientos de trabajadores que dejarían sus puestos de trabajo.
Ahora bien, quizá lo anterior no deje de ser un análisis simplista y banal sobre estos debates. No es novedad afirmar que los gobiernos tienden a actuar poniendo su mirada en el corto plazo. Es lo que la ciudadanía verá de cerca y, seguramente, por lo que juzgará a esos gobernantes. Por ello, las medidas a medio y largo plazo están en el plano de lo secundario y lo superfluo, porque apenas tienen réditos electorales o, si los tuviera, podrían ser otros incluso quienes se beneficiasen de ellos. Por tanto, es políticamente incorrecto sentar las bases de proyectos futuros que en el corto plazo suponen exigencias muy sacrificiales.
Esta es una de las razones principales por las que en España, al igual que en la mayoría de países occidentales, se ha hecho bien poco por acometer reformas y regulaciones que impidiesen que industrias como la automovilística o la energética, que exigen niveles desorbitados de consumo -no sólo de petróleo-, hayan afrontado remodelaciones y reconversiones hacia empresas más ecológicas y responsables socialmente. Por ello hoy se nos dice, con la excusa puesta en la defensa de los puestos de trabajo, que tenemos que seguir comprando o cambiando nuestros coches -aunque no los necesitemos o aunque sigan funcionando- y asumiendo riesgos -un desastre nuclear como el de Chernobil ha dejado más de 10 millones de personas afectadas y cada año incrementan en la zona los casos de cáncer y leucemia, puesto que la radiación en ríos y campos no desaparecerá en miles de generaciones-.
¿Realmente estamos dispuestos a aceptar un riesgo tan elevado y con tan nefastas consecuencias? Hasta el momento parece que sí. Porque, a pesar de los desastres a los que nos exponemos seguimos caminando entre la indefinición. Si vivimos en Miranda de Ebro o en Zaragoza defenderemos seguramente la permanencia de Garoña y Opel-Figueruelas. Porque nos parece que las personas, la clase trabajadora es lo prioritario. Y así es y debe seguir siéndolo. Pero tampoco es difícil asumir que nuestro actual modelo de consumo y explotación de los recursos naturales no es generalizable para el conjunto de la población. Si así lo hiciésemos requeriríamos de tres planetas tierra.
La búsqueda de este equilibrio que exige pasar del capitalismo neoliberal actual a otro modelo de desarrollo sostenible exige varias cosas. Primero, que estamos abocados al decrecimiento. No podemos sostener los niveles de consumo y bienestar que, globalmente, existen en nuestras sociedades. Segundo, que la clase trabajadora no debe ser la pagana de estos cambios. Si existe una gran y creciente desigualdad los cambios exigen en sí una progresividad. No podemos exigir sacrificios iguales a quienes se sitúan en planos verticalmente muy inequitativos. Y a pesar de ello, toda la ciudadanía está llamada a hacer una reflexión sobre sus posibilidades de renuncia, de cambio, de austeridad. Un compromiso basado en la solidaridad ciudadana y planetaria.
Hoy, empresas que obtuvieron beneficios multimillonarios en años de expansión económica acuden a la ayuda y rescate de los poderes públicos. Beneficios no socializados ni reinvertidos para hacer industrias responsables social y medioambientalmente o para hacer sociedades más igualitarias y solidarias. Beneficios que multiplican infinitamente las pérdidas que en apenas dos años se han trasvasado y repercutido a la ciudadanía. Por todo ello afirmaremos con rotundidad que vivimos en una sociedad profundamente inmoral.
Por tanto, es exigible la puesta en marcha de propuestas estructurales decididas, aún cuando supongan ciertos sacrificios ciudadanos. El cierre de Garoña lo es. Y la disminución de la producción automovilística también lo sería. Pero no se confunda la abnegación con la sumisión. Todos tenemos parte de responsabilidad en la actual situación de crisis, pero las obligaciones que derivan de ello deben ser mancomundas. Hay a quienes se les debe exigir todo lo que no han hecho para contribuir al cambio de modelo productivo y al cambio de modelo energético. Y hay a quienes, tal vez, no se les pueda exigir más de lo que tienen. Equilibrio difícil, pero necesario e imprescindible
Está claro que haríamos demagogia, tanto desde un lado como desde el otro, si defendiéramos los extremos que abogan por la continuidad de estas industrias, con el perjuicio medioambiental y la continuidad de un sistema capitalista que ello supondrían, o defendiéramos un cierre inmediato sin alternativas eficaces a medio plazo para los cientos de trabajadores que dejarían sus puestos de trabajo.
Ahora bien, quizá lo anterior no deje de ser un análisis simplista y banal sobre estos debates. No es novedad afirmar que los gobiernos tienden a actuar poniendo su mirada en el corto plazo. Es lo que la ciudadanía verá de cerca y, seguramente, por lo que juzgará a esos gobernantes. Por ello, las medidas a medio y largo plazo están en el plano de lo secundario y lo superfluo, porque apenas tienen réditos electorales o, si los tuviera, podrían ser otros incluso quienes se beneficiasen de ellos. Por tanto, es políticamente incorrecto sentar las bases de proyectos futuros que en el corto plazo suponen exigencias muy sacrificiales.
Esta es una de las razones principales por las que en España, al igual que en la mayoría de países occidentales, se ha hecho bien poco por acometer reformas y regulaciones que impidiesen que industrias como la automovilística o la energética, que exigen niveles desorbitados de consumo -no sólo de petróleo-, hayan afrontado remodelaciones y reconversiones hacia empresas más ecológicas y responsables socialmente. Por ello hoy se nos dice, con la excusa puesta en la defensa de los puestos de trabajo, que tenemos que seguir comprando o cambiando nuestros coches -aunque no los necesitemos o aunque sigan funcionando- y asumiendo riesgos -un desastre nuclear como el de Chernobil ha dejado más de 10 millones de personas afectadas y cada año incrementan en la zona los casos de cáncer y leucemia, puesto que la radiación en ríos y campos no desaparecerá en miles de generaciones-.
¿Realmente estamos dispuestos a aceptar un riesgo tan elevado y con tan nefastas consecuencias? Hasta el momento parece que sí. Porque, a pesar de los desastres a los que nos exponemos seguimos caminando entre la indefinición. Si vivimos en Miranda de Ebro o en Zaragoza defenderemos seguramente la permanencia de Garoña y Opel-Figueruelas. Porque nos parece que las personas, la clase trabajadora es lo prioritario. Y así es y debe seguir siéndolo. Pero tampoco es difícil asumir que nuestro actual modelo de consumo y explotación de los recursos naturales no es generalizable para el conjunto de la población. Si así lo hiciésemos requeriríamos de tres planetas tierra.
La búsqueda de este equilibrio que exige pasar del capitalismo neoliberal actual a otro modelo de desarrollo sostenible exige varias cosas. Primero, que estamos abocados al decrecimiento. No podemos sostener los niveles de consumo y bienestar que, globalmente, existen en nuestras sociedades. Segundo, que la clase trabajadora no debe ser la pagana de estos cambios. Si existe una gran y creciente desigualdad los cambios exigen en sí una progresividad. No podemos exigir sacrificios iguales a quienes se sitúan en planos verticalmente muy inequitativos. Y a pesar de ello, toda la ciudadanía está llamada a hacer una reflexión sobre sus posibilidades de renuncia, de cambio, de austeridad. Un compromiso basado en la solidaridad ciudadana y planetaria.
Hoy, empresas que obtuvieron beneficios multimillonarios en años de expansión económica acuden a la ayuda y rescate de los poderes públicos. Beneficios no socializados ni reinvertidos para hacer industrias responsables social y medioambientalmente o para hacer sociedades más igualitarias y solidarias. Beneficios que multiplican infinitamente las pérdidas que en apenas dos años se han trasvasado y repercutido a la ciudadanía. Por todo ello afirmaremos con rotundidad que vivimos en una sociedad profundamente inmoral.
Por tanto, es exigible la puesta en marcha de propuestas estructurales decididas, aún cuando supongan ciertos sacrificios ciudadanos. El cierre de Garoña lo es. Y la disminución de la producción automovilística también lo sería. Pero no se confunda la abnegación con la sumisión. Todos tenemos parte de responsabilidad en la actual situación de crisis, pero las obligaciones que derivan de ello deben ser mancomundas. Hay a quienes se les debe exigir todo lo que no han hecho para contribuir al cambio de modelo productivo y al cambio de modelo energético. Y hay a quienes, tal vez, no se les pueda exigir más de lo que tienen. Equilibrio difícil, pero necesario e imprescindible
miércoles, 17 de junio de 2009
SEGUIMIENTO ISLA DEL TIO JUAN VACAS
Hemos observado que se ha hecho un allanamiento del terreno, cosa que es ilegal, según nos informan nuestra asesoría. Al estar declarado como zona agrícola y además en el dominio público hidraúlico, no es correcto, excepto que se hayan pedido y concedido permisos para ello.
Recordamos que el suelo público no está libre de cumplir las leyes, más bien tiene que ser un ejemplo.
Recordamos que el suelo público no está libre de cumplir las leyes, más bien tiene que ser un ejemplo.
ALGUNAS CONCLUSIONES
Aquí caben muchas reflexiones y opiniones. Esta son de un economista ya mayor, que hemos recibido a través de unas seguidoras de nuestro blog. Esperamos que opinéis sobre ellas.
__________________________________________________________________________________
Primera: En una sociedad tan rica como la nuestra, la octava potencia económica del
mundo, ¿alguien cree que puede ganar la izquierda? Somos ricos y funcionamos como
tales. Es más, Zapatero nos tiene prometido hacernos aún más ricos. Y ay de él si no lo promete.
Segunda: La gente es tonta, pero no mucho. ¿Por qué molestarse en votar algo, el
Parlamento Europeo, que no vale para nada o casi nada? Una cosa es Europa, la de los
mercaderes, la de la Comisión, el euro, el Banco Central, etc., sobre la que no tenemos ninguna capacidad de decisión, y otra el Parlamento, democrático sí, pero
casi sin funciones.
La gente, con buen criterio, prefiere pasear.
Tercera: La derecha vota por el interés, no por la justicia. De sobra saben que, en este mundo, lo fundamental es dar trigo, porque con las prédicas no se va a ninguna
parte.
Así que defienden su lugar bajo el sol, sus negocios, su buen vivir, su comodidad, su
superioridad nacional y racial, sus jefes y sus jerarquías, y el que venga detrás, que arree.
Cuarta: Por lo demás, tenían que tratar de disimular sus líos internos. Lo del caso
Correa, o lo de los espionajes de Madrid, o lo de las fundaciones para financiar al PP, no lo ha inventado el PSOE, ni siquiera la izquierda, sino la propia gente del
PP. Ese es su problema y en eso andan.
Quinta: De todos los fracasos electorales, el mayor, aunque parezca lo contrario, es el de Rajoy
Ya le dijeron los suyos (entre ellos la Espe) que necesitaba ganar de diez puntos,
como hizo Aznar en las europeas anteriores para su triunfo en las generales. Con una
abstención de casi un treinta por ciento los resultados de estas elecciones poco o n
nada tienen que ver con unas generales, en las que los currantes saben que se juegan algo.
Con los datos actuales a lo más que puede aspirar Rajoy es a ganar por los pelos, sin ninguna posibilidad de pactar para alcanzar la mayoría, ni siquiera hablando
catalán en la intimidad
Mientras el PP siga gobernado por el ala dura e incorpore con amor en sus filas
a los ultras (incluido Rouco), no puede ni siquiera intentar el pacto con las derechas nacionalistas.
Sexta: Si en campaña los del PP dijeron que ellos iban a acabar con el paro y con la
crisis, lo que procede es que ahora los demás partidos les exijan que cumplan su pal
su palabra y con el poder que deben haber adquirido con su tremendo triunfo cumplan
con lo prometido y nos solucionen la papeleta aplicando sus secretísimas y milagrosas recetas.
Si no nosarreglan el lío, es que son unos mentirosos (por si alguno se pensaba otra cosa).
Final: El mundo no se acaba en España y la pobreza reside en el tercer mundo, aunque
también en el primero. Aproximadamente, nueve de cada diez personas son pobres. No
son pobres de no poder pagar la hipoteca, son pobres de poder comer a duras penas.
Ellos sí que quieren cambiar. Luego ellos son la izquierda.
Juan García Caselles
__________________________________________________________________________________
Primera: En una sociedad tan rica como la nuestra, la octava potencia económica del
mundo, ¿alguien cree que puede ganar la izquierda? Somos ricos y funcionamos como
tales. Es más, Zapatero nos tiene prometido hacernos aún más ricos. Y ay de él si no lo promete.
Segunda: La gente es tonta, pero no mucho. ¿Por qué molestarse en votar algo, el
Parlamento Europeo, que no vale para nada o casi nada? Una cosa es Europa, la de los
mercaderes, la de la Comisión, el euro, el Banco Central, etc., sobre la que no tenemos ninguna capacidad de decisión, y otra el Parlamento, democrático sí, pero
casi sin funciones.
La gente, con buen criterio, prefiere pasear.
Tercera: La derecha vota por el interés, no por la justicia. De sobra saben que, en este mundo, lo fundamental es dar trigo, porque con las prédicas no se va a ninguna
parte.
Así que defienden su lugar bajo el sol, sus negocios, su buen vivir, su comodidad, su
superioridad nacional y racial, sus jefes y sus jerarquías, y el que venga detrás, que arree.
Cuarta: Por lo demás, tenían que tratar de disimular sus líos internos. Lo del caso
Correa, o lo de los espionajes de Madrid, o lo de las fundaciones para financiar al PP, no lo ha inventado el PSOE, ni siquiera la izquierda, sino la propia gente del
PP. Ese es su problema y en eso andan.
Quinta: De todos los fracasos electorales, el mayor, aunque parezca lo contrario, es el de Rajoy
Ya le dijeron los suyos (entre ellos la Espe) que necesitaba ganar de diez puntos,
como hizo Aznar en las europeas anteriores para su triunfo en las generales. Con una
abstención de casi un treinta por ciento los resultados de estas elecciones poco o n
nada tienen que ver con unas generales, en las que los currantes saben que se juegan algo.
Con los datos actuales a lo más que puede aspirar Rajoy es a ganar por los pelos, sin ninguna posibilidad de pactar para alcanzar la mayoría, ni siquiera hablando
catalán en la intimidad
Mientras el PP siga gobernado por el ala dura e incorpore con amor en sus filas
a los ultras (incluido Rouco), no puede ni siquiera intentar el pacto con las derechas nacionalistas.
Sexta: Si en campaña los del PP dijeron que ellos iban a acabar con el paro y con la
crisis, lo que procede es que ahora los demás partidos les exijan que cumplan su pal
su palabra y con el poder que deben haber adquirido con su tremendo triunfo cumplan
con lo prometido y nos solucionen la papeleta aplicando sus secretísimas y milagrosas recetas.
Si no nosarreglan el lío, es que son unos mentirosos (por si alguno se pensaba otra cosa).
Final: El mundo no se acaba en España y la pobreza reside en el tercer mundo, aunque
también en el primero. Aproximadamente, nueve de cada diez personas son pobres. No
son pobres de no poder pagar la hipoteca, son pobres de poder comer a duras penas.
Ellos sí que quieren cambiar. Luego ellos son la izquierda.
Juan García Caselles
jueves, 11 de junio de 2009
EL PROLETARIADO NO SE VA DE PUENTE
Parece un cuento de Dickens pero no sucedió en la Inglaterra del XIX sino en la Gandía del siglo XXI. Franns Melgar, boliviano, inmigrante, sin papeles, sin derechos, sin contrato, trabajaba de once de la noche a once de la mañana en una fábrica de pan por 23 euros al día: el precio de 23 baguetes. Hace unas semanas, una máquina le cortó el brazo y el patrón decidió que su culo era más importante que el brazo de Melgar, así que llevó a su obrero hasta cerca de la puerta del hospital, le pidió que mintiese sobre el accidente, tiró el brazo a la basura, limpió la sangre, limpió la máquina y siguió la producción. Parece que también limpió su conciencia. Dice el patrón, en declaraciones al diario Levante, que “toda la culpa fue suya” (de Melgar) porque “estaba borracho” (también Melgar). Los médicos intentaron reimplantar el brazo, pero no lo encontraron hasta varias horas después, rodeado de basura, cuando ya era tarde. A diferencia del obrero, del patrón no se ha publicado su nombre.
Dicen que la izquierda está fuera de su siglo porque ya no existe el proletariado. Es falso: los obreros de Dickens siguen ahí, igual que los abusos de algunos patrones, sólo que ahora se les llama sin papeles y no tienen derecho a voto. No existen, no son nada, no son nadie.
Esta tarde, antes de escribir esta columna, llamé al gabinete de prensa del Ministerio de Trabajo para intentar conseguir algunos datos importantes: qué multa paga un patrón que no contrata a sus trabajadores, cuántos accidentes laborales hay en España y cuántos de ellos afectan a inmigrantes sin contrato. No supieron contestarme. Su única respuesta: “Es que mañana es fiesta en Madrid”.
NACHO ESCOLAR
Dicen que la izquierda está fuera de su siglo porque ya no existe el proletariado. Es falso: los obreros de Dickens siguen ahí, igual que los abusos de algunos patrones, sólo que ahora se les llama sin papeles y no tienen derecho a voto. No existen, no son nada, no son nadie.
Esta tarde, antes de escribir esta columna, llamé al gabinete de prensa del Ministerio de Trabajo para intentar conseguir algunos datos importantes: qué multa paga un patrón que no contrata a sus trabajadores, cuántos accidentes laborales hay en España y cuántos de ellos afectan a inmigrantes sin contrato. No supieron contestarme. Su única respuesta: “Es que mañana es fiesta en Madrid”.
NACHO ESCOLAR
martes, 9 de junio de 2009
PINCELADAS SOBRE LAS ELECCIONES EUROPEAS
Algunas pistas que ayudan a interpretar los resultados de las elecciones europeas
1. Las noticias relacionadas con la Unión Europea interesan poco.
2. Estamos poco informados sobre los asuntos relacionados con la Unión Europea.
3. Se considera que la pertenencia a la UE nos ha beneficiado.
4. Nos sentimos más ciudadanos de este país que europeos.
5. Estamos bastante a favor de la UE.
6. Sabemos perfectamente que las decisiones que se toman en ese ámbito nos afectan de forma cotidiana.
7. Somos conscientes de lo esencial que es el Parlamento Europeo en la UE.
8. El PSOE ha defendido mejor los intereses de España en Europa.
9. Ampliamente, a la hora de decidir el voto, influye y se tiene muy en cuenta los temas relacionados con la situación política actual de España.
10. El principal motivo para decidirse a votar a una u otra opción son las propuestas en relación con la política nacional.
11. El principal motivo para decidirse a no votar es para mostrar el descontento con la situación del país.
12. La mayoría de la gente tenía decidido su voto antes del inicio de la campaña electoral.
Fuente: Estudio nº 2.800 | Abril-Mayo 2009 | CIS (pdf
1. Las noticias relacionadas con la Unión Europea interesan poco.
2. Estamos poco informados sobre los asuntos relacionados con la Unión Europea.
3. Se considera que la pertenencia a la UE nos ha beneficiado.
4. Nos sentimos más ciudadanos de este país que europeos.
5. Estamos bastante a favor de la UE.
6. Sabemos perfectamente que las decisiones que se toman en ese ámbito nos afectan de forma cotidiana.
7. Somos conscientes de lo esencial que es el Parlamento Europeo en la UE.
8. El PSOE ha defendido mejor los intereses de España en Europa.
9. Ampliamente, a la hora de decidir el voto, influye y se tiene muy en cuenta los temas relacionados con la situación política actual de España.
10. El principal motivo para decidirse a votar a una u otra opción son las propuestas en relación con la política nacional.
11. El principal motivo para decidirse a no votar es para mostrar el descontento con la situación del país.
12. La mayoría de la gente tenía decidido su voto antes del inicio de la campaña electoral.
Fuente: Estudio nº 2.800 | Abril-Mayo 2009 | CIS (pdf
Suscribirse a:
Entradas (Atom)